El miércoles 7 de mayo de 2025 quedará grabado como el día en que la Iglesia católica se retiró una vez más al silencio de la Capilla Sixtina para confiar al discernimiento de sus cardenales una de las responsabilidades más pesadas: elegir al sucesor de Pedro. Dos semanas después del fallecimiento del papa Francisco, 133 cardenales electores iniciaron el cónclave en una atmósfera de gravedad espiritual, fervor popular y extrema confidencialidad.
Una misa de apertura bajo el signo del Espíritu
La jornada comenzó a las 10h con la misa Pro eligendo Romano Pontifice en la basílica de San Pedro. Celebrada por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio de cardenales, esta liturgia solemne colocó los trabajos del cónclave bajo el signo del Espíritu Santo. La homilía, impregnada de dignidad, fue una llamada a la interioridad, al abandono de los intereses humanos y a la única fidelidad a Jesucristo y al bien de la Iglesia.
« Chiediamo allo Spirito Santo che i Cardinali, nella scelta del nuovo Papa, abbiano nella mente e nel cuore solo Gesù Cristo e il bene della Chiesa e dell'umanità in questo complesso tornante della storia. » — Cardenal Re, citado por la cuenta oficial @TerzaLoggia (ver tweet)
La entrada en cónclave: silencio, juramento y oración
A las 16:30, los cardenales abandonaron la capilla Paulina en procesión, cantando el tradicional Veni Creator Spiritus. Una vez llegados a la Capilla Sixtina, bajo la mirada del Cristo Juez de Miguel Ángel, prestaron juramento del más estricto secreto, y luego fueron invitados a recogerse a puerta cerrada.
« Extra omnes ! » — La fórmula ritual fue pronunciada antes del cierre de las puertas, marcando oficialmente la entrada en cónclave. « (…) con l'elezione del nuovo Papa, è sempre l'Apostolo Pietro che ritorna. » — @TerzaLoggia, en un segundo tweet (ver tweet)
Dispositivos de interferencia electrónica y la prohibición de cualquier aparato conectado garantizan el secreto absoluto de esta fase crucial. La integridad de este proceso sigue siendo un pilar simbólico en un mundo saturado de comunicación instantánea.
21:01: humo negro, y un misterio que permanece
Mientras caía la noche sobre la Plaza de San Pedro, las miradas se fijaron a las 21:01 en la chimenea de la Capilla Sixtina: un humo negro, denso e inequívoco, se elevó en el cielo romano. Ningún papa fue elegido al final de esta primera votación.
Esta hora tardía contrasta con la del cónclave de 2013, donde el primer humo negro apareció a las 19:41. La duración más larga de las deliberaciones sugiere una situación más compleja, sin consenso inmediato.
Una multitud reunida en silencio y oración
Durante todo el día, miles de peregrinos se habían congregado en la Plaza de San Pedro. Familias, religiosos, jóvenes venidos de todo el mundo esperaron con fervor recogido, cantando, rezando, esperando. En contraste con el ritual confinado de los cardenales, el exterior vibraba de expectación y espiritualidad popular.
En la ciudad, también se manifestaron iniciativas ciudadanas: un grupo de mujeres católicas hizo aparecer un humo rosa simbólico, abogando por una Iglesia más inclusiva.
Una votación impredecible
Dentro de la Capilla Sixtina, la deliberación está enmarcada por reglas meticulosas y un protocolo ancestral. Pero el resultado sigue siendo totalmente incierto. La Iglesia universal entra en un momento suspendido, donde nadie puede decir cuántos días harán falta para que se eleve el humo blanco anunciador de un nuevo papa.